A la estrecha vigilancia y la hostilidad de los agentes federales yanquis, al espionaje de la embajada española en ese país y al riguroso bloqueo de las costas cubanas por sus barcos cañoneros, las expediciones que venían del exterior debían enfrentar también los rigores del mar. Tal fue el caso del buque Hawkins, que habiendo zarpado de New York con 100 expedicionarios a las órdenes del Mayor General Calixto García, se hundió. Perecieron cinco expedicionarios y se perdió todo el pertrecho de guerra que esperaba con ansiedad el Ejército Libertador. Cabe señalar que entre los expedicionarios del Hawkins venían antiguos luchadores de la Guerra de los Diez Años.